lunes, 5 de agosto de 2013

El arte de no hacer nada

No hacer nada es un arte. Todos tenemos más o menos capacidades para determinadas formas de arte. Yo, por ejemplo, no sé cantar (es posible que sea la persona que peor canta del mundo), no es que dibuje particularmente bien, y bailo con una arritmia severa. A cambio soy muy buena en el arte de no hacer nada y en el de dormir. Incluso podría competir a nivel profesional. Muy buena. Y no me importa no dominar las otras artes, porque las dos que tengo las disfruto como nadie.

El problema es que si cantase tan bien como pierdo el tiempo, podría vivir de ello. Si bailase con la misma ilusión y profesionalidad con la que duermo, sería famosa. Mis artes no me van a  hacer rica. Que tampoco me importa demasiado, si la alternativa es ser una pintora rica y famosa pero incapaz de pasarse un fin de semana vegetando… pues no me cambio.

Mi capacidad de perder el tiempo es casi infinita. Puede que un viernes por la tarde este dedicándome a ello y me aburra y me entren ganas de hacer cosas (acaso no se cansa el pintor de sus pinceles?), pero hay fines de semana que tengo dedicación absoluta a este arte. A veces estoy un fin de semana sola en casa y lo dedico a no hacer nada, puede que con una interrupción el sábado por la noche para salir. Otras ni eso, soy feliz en mi soledad, mi no hacer nada y mis maratones de series, pelis y dormir.

Pero tanto el no hacer nada como el dormir son artes que requieren de entrenamiento. No puedes pretender pasarte tus primeros 20 años de vida siendo muy activo y madrugador y que luego, de un día para otro, sepas no hacer nada y puedas dormir 15 horas seguidas.

Yo nací con las capacidades necesarias para ello, las entrené, las disfruto y las practico todo lo que puedo. Por algo dormir es uno de los 5 placeres principales de toda vida humana.


¿Y tú? ¿Duermes por necesidad o por placer?

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