Igual que las cosas que me hacen feliz de ayer, hay cosas
que odio, que supongo que también me definen.
El frío excesivo. El calor indecente. Las despedidas. Que me
cancelen un viaje. No poder dormir la siesta. Las horas extra. Subirme al coche
y que parezca un horno. Que me cierren los bares demasiado pronto. No tener
agua fría para beber. A los pesimistas. La Coca-Cola sin gas. Estudiar. El vino
malo. Los pimientos. Los anuncios eternos de la televisión. Las enfermedades. No
poder ver a alguien que quiero. A los tristes. Quedarme sin batería en el móvil.
Intentar ver una serie por internet y que no se cargue el video. Llorar en
público. Que me hable mi vecino de avión. La comida picante. Viajar en autobús.
A los ratas. Las zapatillas de estar por casa. El té con leche. La Coca-Cola
light. Madrugar. Las conversaciones que suenan a despedidas. El 14 de julio. Llegar
al final de un viaje. A los maleducados. Trabajar los sábados. Que no me toque
el Euromillón. Quedarme afónica. Perder un amigo, o darme cuenta de que alguien
a quien consideraba amigo en realidad no lo era. La gente que se cree superior
a los demás, por la razón que sea. Borat. Los cubatas con Coca-Cola. Salir de
la cama con frío. Perder al mus. Que nadie negocie en el Monopoly. Que me pongan Pepsi si pido Coca-Cola en un bar. Irme de un
sitio sabiendo que difícilmente volveré. Compartir baño. Cocinar para uno. Dormir
dos personas en una cama individual. Las resacas. Conducir de noche. Los días
que cuesta más sonreír.
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